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martes, 22 de marzo de 2011

NOVA GEA

Cuando desperté estaba solo. La ciudad estaba desierta. Y cuando digo desierta no me refiero a que no había nadie, eso también, sino a que los edificios se sostenían en pié, pero lo hacían como cuerpos sin alma, vacíos de vida. Todo parecía adorno, los vehículos incluso parecían juguetes enormes.  

La primera vez que lo vi no sabía qué pensar, quizás estaba muerto, quizás dormido, no sé, la cuestión es que aquel ente volador, semejante a las representaciones que las personas tenemos de los fantasmas, paseaba libremente por las calles de la ciudad.

Tras varios días buscando supervivientes supe que nada encontraría, nada más allá de mi ciudad quiero decir. Me dediqué entonces a buscar una buena mochila donde meter toda la comida posible y varias botellas de agua. El supermercado estaba desierto, nunca me ha gustado robar pero… tampoco creo que sea robar sino hay nadie a quien robar.

Tras dos meses ya había peinado dos ciudades cercanas. Todas estaban igual: desiertas. Un desierto de hormigón y asfalto. Eso era el continente, quizás las islas se hubieran salvado. El argumento no es que se sustentara en ninguna razón o hipótesis empírica, pero prefería tomar prestado un velero que continuar con la bicicleta, al menos hasta que llegase a tierra firme, por alguna extraña razón los vehículos no se encendían, parecían estar en buen estado pero no funcionaban.

¿Soy especial? La verdad es que lo dudo mucho, soy geógrafo, no es que mi disciplina no me interese pero no sé muy bien qué puede aportar un geógrafo solo, a decir verdad, no sé qué puede aportar nadie solo.

Me masturbo. Tras varios meses ya he superado el trauma inicial, he llorado todo lo que debía, creo que no me irá mal. Sobretodo porque no tengo demasiadas perspectivas de éxito en mi búsqueda.

Dos islas y nada. Supongo que ahora todas las islas son desiertas. Suerte que lo que fuese que había sucedido no había arrasado con los libros. Tenía una buena colección a bordo. Lo primero que hice fue leerme cuanto pude de medicina, novelas de supervivencia y cosas así.

Salvarse no parece ser una razón de peso si se está solo. No es que crea en Dios pero después de esto en algo tengo que creer.  

Todo parece distinto. De nuevo uno de esos entes, hacía varias semanas que no veía ninguno, supongo que están desperdigados por todo el planeta. Hace unos seis meses que dejé las costas de Europa y comencé a reseguir la costa septentrional de África.

- Tú has sido elegido para virar el rumbo del planeta.
- ¿Yo?
- Sí tú, junto con otros elegidos: dos hombres y cuatro mujeres.
- ¿Dónde están?
- No lo sabemos, no los elegimos nosotros.
- ¿Quién fue?
- El tiempo, ¿quién sino?

Un año, al menos eso creo, diría que hoy he visto amanecer por tricentésima sexagésima quinta vez (creo que se dice así). No hay rastro de los otros. Pero el mundo es muy grande y sólo llevo un año viajando. Todo me resulta extraño, parece como si mi mundo se hubiera trasladado. Aquel fantasma me dijo que había más como yo. No veo porqué iba a mentirme. ¿El tiempo nos eligió? Hace tiempo que no importa el tiempo, porque el tiempo sólo importa si lo compartes. ¿Cómo demonios encuentro a seis personas desperdigadas por el planeta?

Las comunicaciones no funcionan (o no las sé hacer funcionar, que podría ser). Busco una antena y uno de esos aparatos de radio o de morse. Lo encuentro al fin, en la costa meridional africana. Debo intentar establecer algún tipo de comunicación porque a lo mejor las otras personas también están buscando al resto de los que quedamos y si no paramos de movernos quizás nunca nos encontremos.

“Punto de encuentro para los Herederos de la Tierra: HONG KONG.
Fecha de encuentro: 25 de Abril del año III después del Suceso”

Meeting point for the Inheritors of the Earth: HONG KONG.
Meeting Date: April 25th year III after the eEvent

“Point de rencontre pour les Héritiers de la Terre: HONG KONG.
Réunion Date: avril 25 e année III suivant l'Événement”

Llevo una semana esperando en el Puerto de Hong Kong y sigo sin avistar a nada ni a nadie. Supongo que es pronto pero no soporto sentarme a esperar a que pasen las cosas. Si dentro de tres semanas no aparece nadie creo que marcharé hacia Australia.

Oigo algo, parecen los cascos de un caballo. ¿Es posible eso? Salgo a la cubierta. Se acerca un jinete sobre un corcel marrón. Parece oriental, no sé si chino, coreano o japonés. No los distingo demasiado bien.

-메시지 있습니까?
- ¿Perdona? ¿Hablas mi idioma? ¿Do you speak english?
-당신은 누구요?

Se hacía llamar Jun, tampoco creo que lo pronuncie bien, no creo que importe, es coreano. No habla ningún idioma que yo hable, y para ser justos yo no hablo ningún idioma que él hable. Al menos estoy contento, ninguno de los dos habla inglés, sería mejor que ambos lo habláramos pero puestos a no entenderme, me alegro de no poder hacerlo tampoco en inglés. Es muy reservado. Con ayuda de dibujos, con gestos y con un mapa viejo que encontramos en una tienda cercana llegamos a la conclusión que debíamos partir. Habíamos esperado otras dos semanas y no había aparecido nadie más. Jun era filósofo, me costó bastante entender con gestos y dibujos qué narices era. Si creía que un geógrafo servía de poco no sé exactamente que servicio puede prestar un filósofo al que no entiendo, da igual, al menos no estoy solo.

“Punto de encuentro para los Herederos de la Tierra: CANAL DE PANAMÁ.
Fecha de encuentro: 31  de Diciembre del año III después del Suceso”

Meeting point for the Inheritors of the Earth: PANAMA CANAL.
Meeting Date: December 31, year III after the Event

“Point de rencontre pour les Héritiers de la Terre: CANAL DU PANAMÀ.
Réunion Date: décembre 31 e année III suivant l'Événement”

La travesía del Pacífico ha sido de todo menos pacífica. Jun es de poca utilidad, a pesar de su juventud, dice tener veinticuatro años, es bastante enclenque (más que yo), así que le cuesta cumplir con las tareas que le encargo, por sencillas que sean.

Dos semanas en el canal esperando dan para mucho, por suerte para nosotros las instrucciones en la torre de control del canal estaban en castellano. Así que pude, después de muchos intentos fallidos, dar paso a Jun. El chaval parece haberse espabilado en estos meses.

No aparece nadie y hace más de un mes que esperamos. Con Jun hemos discutido acerca del calendario. Para mí estamos en el año cuarto pero Jun cree que no deberíamos guiarnos por ningún tipo de calendario. Al final hemos acordado que yo voy a hacer lo que me da la gana y que él puede ignorar mi calendario.

“Punto de encuentro para los Herederos de la Tierra: NUEVA YORK.
Fecha de encuentro: 25 de Marzo del año IV después del Suceso”

Meeting point for the Inheritors of the Earth: NEW YORK.
Meeting Date: March 25th, year IV after the Event

“Point de rencontre pour les Héritiers de la Terre: NEW YORK.
Réunion Date: mars 25 e année III suivant l'Événement”

Llegamos con una semana de retraso, el mal tiempo nos ha obligado a parar varias veces. Estamos cerca y… alguien nos hace señales. Una pareja de chicas.

Charlotte y Emily son estudiantes en Harvard. Jun y yo tenemos mucha suerte, éstas sí saben idiomas y ambas chapurrean castellano, Charlotte incluso chapurrea chino, con lo que parece entenderse vagamente en cosas concretas con Jun. Charlotte estudiaba física (o sea que de algún modo era también química, bióloga y garante de todo tipo de ciencia) y Emily medicina, iba para cirujana cardiovascular.

“Punto de encuentro para los Herederos de la Tierra: VIENA.
Fecha de encuentro: 31 de Diciembre del año IV después del Suceso”

Meeting point for the Inheritors of the Earth: VIENNA.
Meeting Date: December 31, year IV after the Event

“Point de rencontre pour les Héritiers de la Terre: VIENNE.
Réunion Date: décembre 31 e année IV suivant l'Événement”

Tras tres meses de convivencia ninguno pudimos reprimirnos más. Lo cierto es que este nuevo mundo nos hacía ser más liberales (y libertinos). El sexo fue algo habitual, Charlotte y Emily se nos intercambiaban como querían, aunque ni a Jun ni a mí nos ofendió jamás. Tras un par de meses Charlotte pareció sentirse más a gusto con Jun y Emily conmigo. Aunque no tan a menudo, los intercambios continuaron. Todo estaba bien.

Charlotte logró hacer que un coche funcionase de nuevo, uno eléctrico, escogimos el más cómodo de los que teníamos a mano y partimos hacia el interior del continente. Viena estaba más cerca de lo esperado. Pateamos toda la ciudad. La ciudad continuaba tan majestuosa como la conocía. Sólo la había visto una vez, en mi viaje de final de carrera, cuando hicimos ruta por el continente, pero una ciudad así no se olvida.

Jun ha aprendido mi idioma lo suficiente como para que seamos buenos amigos. Y ambos hemos aprendido suficiente inglés como para ser buenos amantes. Llevamos dos meses en Viena y no hay rastro de los que faltan. Charlotte comenta lo de los entes o fantasmas. Ni Emily ni Jun los han visto. Yo lo confirmo, me siento aliviado, pensaba que eran alucinaciones mías.

Estamos bastante sanos a pesar de todo. Emily no ha tenido que ejercer todavía en serio, algún que otro mareo y una puntual gastroenteritis sin demasiada importancia.

Hablamos del futuro que queremos edificar. Yo les comento lo que el fantasma me dijo. Echamos cuentas: una física, una doctora, un filósofo y un geógrafo. No sacamos demasiado en claro, ninguno tiene idea de telecomunicaciones.

Hans es ingeniero en telecomunicaciones y programador informático. Hans es noruego. Hans es un chaval de quince años cuyo CI debe rondar los 140 o 150 por lo menos. Gracias a él hemos logrado reactivar la red eléctrica de la ciudad y toda la tecnología que en ella se encuentra. Habla muy deprisa. Habla con fluidez todos nuestros idiomas, incluso el coreano de Jun, podría decirse que lo habla mejor que Jun. 

Hans ha logrado programar un GPS para que localice cualquier cosa que emita un calor corporal superior a 34 grados. Aunque le ha costado un poco más ha conseguido por medio de algún algoritmo raro saber si se trata de una persona o no. No le pregunto cómo lo hace porque no me interesa, me interesa que lo sabe hacer y lo hace.

Encontramos a N’daye en Kenya. Es maestra de niños de 0 a 6 años. Una de las mujeres más bellas que he visto en mi vida. Hans estaba molesto porque ninguna chica tenía relaciones con él. Aunque era muy insistente e irritante con el tema, nunca conseguía nada. N’daye se acostaba conmigo los días que no lo hacía con Jun. Y si uno de los dos yacía con otra no nos importunaba, aunque tanto Jun como yo deseábamos que lo hiciese.

Katherine se encontraba en Wellington, Nueva Zelanda. Poseía un rancho, vaya, aún lo posee. No hace falta añadir más. Bueno sí, Katherine no era muy agraciada, hubiera sido demasiado pedir que todas hubieran sido guapas o moderadamente guapas. De hecho, de los presentes el único con cierto atractivo era Hans y como era un crío nadie le hacía caso.      

No tardamos en saber que Nueva Zelanda se convertiría en la Cuna de nuestro Nuevo Mundo. Por nuestros conocimientos pronto asumimos los roles que nos eran propios. Hans pronto asumió su responsabilidad para con la comunicación del mundo venidero y con el tiempo las mujeres le permitieron visitarlas por las noches. Charlotte pronto comenzó a investigar sobre todo tipo de cosas científicas, tantas que no sabría decir qué importancia podían tener, aunque estaba seguro que la tenían. Emily centró sus esfuerzos en hallar una cura para las enfermedades más mortales que tarde o temprano nos alcanzarían, poniendo especial énfasis en el dichoso cáncer. N’Daye trabajó para articular una escuela a la medida de este nuevo mundo, una escuela en la que la libertad, la convivencia, el amor y la amistad no estuvieran carentes de sentidos. Y para ello contó con la inestimable ayuda de Jun, quien puso las bases para una nueva religión, pero no una religión dogmática, no, una religión de religiones, una religión que no era una religión, una religión que era filosofía, una filosofía basada en el amor y el respeto. Katherine se dedicó a hacer proliferar la agricultura, la ganadería y la cría de todo tipo de animales.

Y en cuanto a mí… pues bien, todos consideraron que la Geografía era como un todo pues era la ciencia que se ocupaba de lo que pasaba en el planeta, así que pensaron que quien mejor que un geógrafo para liderar la construcción de un nuevo mundo, al fin y al cabo eso era lo que me había dicho el fantasma. Y así fue como me convertí en el primer Constructor de NovaGea.    

No volvimos a ver a ningún fantasma y aún seguimos aquí, así que supongo que debemos estar haciendo las cosas bien, esperemos que nuestros hijos que ahora juegan, y sus hijos después, y así sucesivamente, construyan un lugar en el que el tiempo no ponga objeciones.  

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