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martes, 22 de marzo de 2011

Tras la sonata


Tocaba el piano cuando ÉL llegó.

¿Has pensado en lo que te sugerí?

Las notas se sucedían en harmonía con el lugar. Le había oído, ÉL lo sabía. La música duró un tiempo, podrían haber sido segundos o años, el tiempo era algo que allí no se molestaban en intentar medir.

¿Vas a responderme?

La música cesó. El tono era impertinente, sobretodo viniendo de ÉL. Bajó la tapa que protegía el piano con sumo cuidado, acompañando el descenso como quien acompaña una pluma al caer.

¿Por qué me sacrifiqué entonces?

No había respuesta. Pocas veces alguien hallaba respuestas, incluso ÉL parecía tener problemas.

¿Me sacrifiqué porque era parte de tu plan?

Se levantó. Pero no se volvió.

Entonces ya está. ¿No vas a hacer nada? ¿Crees que alguien te ama aún?

Apartó la banqueta y comenzó a alejarse.

Podrías irte de verdad, al menos así nadie podría echarte la culpa de lo que pasase en adelante.

Se alejó hasta llegar al horizonte del lugar. Entonces se volvió pero allí no había rostro, o si lo era no se parecía a ningún rostro que ÉL hubiera visto antes.

Te apartaste y cometiste un error. ¿Demasiado humano tal vez? El orgullo también es muy humano, ¿sabes?.

El rostro se contrajo pero no era una mueca, era lo más cerca que alguien ha estado de personificar el fracaso.

Ahora te lamentas. Yo me lamento por mis yagas. Por mis mentiras.

El fracaso se ensombreció y dio paso a la tristeza.

¿Podrías cambiar las cosas? ¿Podrías hacerles pacíficos? ¿Podrías hacerles humanos?

La tristeza precedió a la suspicacia y ÉL pudo verlo y regocijarse porque la esencia de aquel ser por encima de todo clamaba ser amado y respetado… pero sin ser temido.

“Si amas sin despertar amor, esto es, si tu amor, en cuanto amor, no produce amor recíproco, si mediante una exteriorización vital como amante no te conviertes en amado, tu amor es impotente, una desgracia.” Lo dijo uno de ellos, lo recuerdas.

La ira apareció y se marchitó al instante, pues da igual cuan magna esencia emane de un ser, las emociones son por encima de todo las que gobiernan y de entre todas ellas el amor es la más anárquica… o la necesidad de amor.

La felicidad sólo es una ilusión para ellos. Una quimera. Tú sabes que podrías hacer que fuera real, que fuese el estado natural de las cosas. Hazlo y sabrás lo que es el amor incondicional, el amor a pesar de todo. Nunca te amaran así mientras el sufrimiento ocupe un lugar tan grande en sus corazones.

Lo miró. Hasta el momento sólo le veía, ahora le miró. Con la sombra de unos ojos amenazadores. Una mirada acusadora. Una mirada amenazadora

Conozco las reglas del equilibrio, por eso te pido que equilibres las cosas. Yo te amo de modo incondicional, ámalos así y siéntete dicho por una vez y por siempre, en la eternidad del amor.

Se volvió y ÉL lo vio alejarse. Los ojos de ÉL se bañaron de lágrimas porque sintió que sus hermanos jamás conocerían la verdadera razón de existir. La verdadera razón de amar.  


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